AGROECOLOGÍA: MARÍA C. JAIZME-VEGA “Una tierra fértil, un pueblo fértil o una mente fértil son difíciles de someter”

FUENTE: https://vidasana.org

María C. Jaizme-Vega es doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de La Laguna (Tenerife). Desarrolla su trabajo como investigadora en la salud del suelo en el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) en Tenerife. Su aproximación al mundo de las semillas rezuma lucidez, emoción y lírica. Recientemente, participó en el Ciclo de Conferencias Sapere Aude/Atrévete a saber y nos deslumbró con su capacidad para enfocar el mundo de las semillas desde una visión poética y profundamente hermosa.

María C. Jaizme-Vega es una de las profesoras del Máster de Agroecología, Soberanía Alimentaria, Ecología Urbana y Cooperación al Desarrollo Rural, dirigido a alumnos de la península, canarios y latinoamericanos mayoritariamente, que organiza FIAES. Surgió fruto del trabajo de la Cátedra de Agroecología Antonio Bello de la Universidad de La Laguna y el ICIA. Es un máster harto recomendable en el que participan como docentes algunas de las figuras más destacadas de la agroecología nacional e internacional, desde prismas muy diversos, y que no renuncia a una visión poética y lírica del mundo natural.

Las semillas son muchísimo más (cultura, biodiversidad, alimentación, economía, convivencia, futuro, fertilidad, identidad…) de lo que la mayoría de la gente cree que son… ¿Por qué? ¿Cuál es tu visión?
La agricultura surge hace unos 10.000 años en el Neolítico. El hombre descubre la capacidad de una semilla para generar una planta y comienzan a recolectar, sembrar y seleccionar semillas… y empiezan a cultivarse cereales como el trigo y el arroz… Efectivamente, y como bien dices, las semillas representan mucho más que lo que suponemos bajo una visión convencional, ya que también significan tradición, espiritualidad, cooperación y diversidad. Son alimento y por lo tanto implican sobrevivir, significan futuro. Además, y esto es muy importante, las  semillas tienen memoria… donde guardan la cultura y la historia de los pueblos. En algunas bodas indígenas de Latinoamérica, las madres de la novia regalan a las hijas un saquito de semillas, para garantizar la alimentación de la nueva familia que ella forme.

AGRICULTURA CAMPESINA
-El 80% de los alimentos que consumimos en el mundo proceden de semillas de agricultura campesina… ¿Podría esto cambiar en breve?
Seguro que variará, pero espero que no en el sentido que tu pregunta teme… Yo confío en que los cambios que nos afectan (calentamiento global, reducción en la disponibilidad de combustibles fósiles, pandemias…) impliquen una vuelta a esa agricultura familiar, simplemente por el instinto de buscar seguridad y luchar por la supervivencia. A raíz de la última crisis económica, mucha gente está volviendo al campo, a pesar de la falta de experiencia en el manejo de la tierra y del cambio brutal en el modo de vida y las formas de consumo… Con esta última crisis sanitaria esta tendencia se ha recrudecido y el campo está ganando “adeptos”. Por eso creo que todo esto que nos está ocurriendo marcará un antes y un después para mucha gente, simplemente porque lo está pasando mal y buscarán alternativas para sobrevivir….

¿Las grandes transnacionales de la agroalimentación van a conseguir concentrar las semillas en cada vez menos manos con las perniciosas consecuencias que de ello se derivan?
-Esa es la tendencia, porque las semillas también significan control y ese es el objetivo de las multinacionales. Con el pretexto de buscar semillas-alimento, se generan semillas-mercancía, más eficientes, productivas y predecibles y menos libres… En muchas ocasiones estas semillas favorecen el hambre y, por supuesto, se pierde la biodiversidad. Esto ya no es una novedad; estas ideas están cada día más establecidas y creo que, aunque el poder y la fuerza de los mercados de semillas y fitosanitarios es grande, la lucidez de mucha gente también aumenta y la consciencia colectiva está evolucionando poco a poco a niveles significativos… Al menos eso es lo que descubro cada día, entre mis colegas, los alumnos de los másters de agroecología en lo que participo y, cada vez más también, entre la gente común, cansada de todo este manejo…


“FIAES es una organización que surge con el objetivo de fomentar la agroecología y desarrollar una formación de nivel con este enfoque científico; por eso, entre otras actividades, su esfuerzo se ha centrado en la organización del Master de Agroecología, Soberanía Alimentaria, Ecología Urbana y Cooperación al desarrollo Rural, dirigido a alumnos de la península, canarios y latinoamericanos mayoritariamente”


LA FERTILIDAD, EN EL PUNTO DE MIRA
-La fertilidad de la Tierra está siendo atacada desde muchos frentes. ¿Por qué la fecundidad es tan rebelde e indómita? ¿Por qué les da tanto miedo a las élites la fertilidad irredenta?
La fertilidad es una amenaza para aquellos que no la pueden controlar.  Tiene implicaciones culturales y ha estado durante mucho tiempo considerado un concepto femenino. Una tierra fértil, un pueblo fértil o simplemente una mente fértil es un sistema difícil de gobernar y de someter. Sin embargo, la fertilidad es la clave para la supervivencia y una condición natural de los sistemas. Estos están diseñados para evolucionar y estabilizarse en términos de fertilidad, y la pérdida o disminución de la fertilidad altera al propio sistema y a todo lo que le rodea. La fertilidad del suelo es una medida de su riqueza nutricional y depende en gran medida de la biodiversidad, entre otros factores. Su pérdida es, en muchos casos, un proceso, desgraciadamente, irreversible… y hoy en día creo que es uno de los problemas ecológicos más graves de todos los que padecemos.

-¿Qué es lo que, desde tu prisma, debería cambiar en los semilleros agrarios? ¿Cómo acompañar, de la mejor forma posible, ese proceso de alumbramiento, de germinación, de futuro?
Tradicionalmente, y hasta no hace muchos años, los semilleros se han hecho aprovechando las ventajas de la fertilidad del suelo y la capacidad de adaptación al medio de las especies a cultivar. Los problemas surgen cuando se olvida esta circunstancia elemental, bajo la presión de multiplicar industrialmente una gran número de plantas iguales y con unos estándares de calidad, ajustadas a programaciones rígidas de siembra y cultivo para poder cumplir con las necesidades de los mercados. Todo el mundo puede entender lo importante y decisiva que es la etapa de la infancia en un ser vivo, humano o animal, y cómo influyen sus condiciones de desarrollo inicial sobre su resiliencia y su éxito en las etapas de madurez e incluso en la vejez… Pues parece que esto no se comprende tan fácil para las plantas y pretendemos tener un buen estado de los cultivos y óptimas producciones con plantas maltratadas durante su infancia.

LAS RELACIONES DE LAS SEMILLAS
-¿Qué debemos aprender de las relaciones que generan las semillas en el suelo y en el aire?
Para mí este es el proceso más hermoso y mágico de todos los que ocurren en la Naturaleza. Siempre me maravillo, y lo cuento cada vez que puedo, de la fuerza y el misterio que esconde una simple semilla y cómo, a partir de una cantidad insignificante de materia, puede surgir una planta delicada o un árbol gigante, solo con la competencia desinteresada del sol, del aire y de la humedad…Y, por supuesto, de los microrganismos del suelo. “En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después…”.

-¿En qué medidas son y han sido las mujeres las guardianas de ese mundo de semillas que ahora está en peligro?
La diversidad de semillas y su conservación descansa en manos de las mujeres; la selección de las semillas, pasando por el almacenamiento, hasta decidir qué variedades sembrar y cuánto sembrar. Esto ha sido así, y yo espero que lo siga siendo para garantizar la justicia alimentaria y de género. Las semillas deben mantenerse en manos de las mujeres y reconocer el conocimiento de ellas en cuanto a la biodiversidad, y que este conocimiento sea la base de la soberanía alimentaria y nutricional.

FIAES
-¿Cuál es tu papel en la Fundación Instituto de Agricultura Ecológica y Sostenible (FIAES) y el Máster de Agroecología que impartís cada año?
FIAES es una organización que surge con el objetivo de fomentar la agroecología y desarrollar una formación de nivel con este enfoque científico; por eso, entre otras actividades, su esfuerzo se ha centrado en la organización del Master de Agroecología, Soberanía Alimentaria, Ecología Urbana y Cooperación al desarrollo Rural, dirigido a alumnos de la península, canarios y latinoamericanos mayoritariamente. La Fundación ha actuado como nexo de unión entre la Cátedra de Agroecología Antonio Bello de la Universidad de La Laguna y el ICIA. Bajo esta alianza se oferta un máster diferente, con amplitud de enfoques y con un porcentaje notable de profesores profesionales de la agricultura y líderes campesinos que no pertenecen a la academia. Además de coordinadora académica de este proyecto y profesora en las áreas relacionadas con mi especialidad profesional, a nivel personal mi misión también consiste en apoyar en lo posible a José Luis Porcuna, quien preside la fundación y que lidera estas iniciativas y otras que han surgido dentro del marco de FIAES desde Canarias.

¿Qué papel va a jugar la agroecología en la “nueva normalidad”?
La verdad es que no tengo muy claro que se entiende por “nueva normalidad”, a pesar de que es un término con el que nos machacan diariamente desde los medios, y que tiene como objetivo marcar la realidad social antes y después de la pandemia. Yo, si me permites, quiero pensar más en términos de futuro a corto plazo, independiente de la Covid-19 y de otras muchas cosas importantes que también nos están afectando y que están desdibujadas por esta crisis. Siento que estamos en un momento crucial y que nuestras posibilidades de salir adelante dependen de las decisiones que tomemos ahora sobre la producción de alimentos, el uso de la energía y del agua (este elemento es limitante) y las relaciones de nuestra especie con el resto de las especies del planeta, y ahí incluyo plantas, animales y microorganismos varios… Pienso que muchas cosas pasan por la feminización de los procesos y que esto nos haría avanzar en diferentes aspectos. La agroecología ordena todas estas ideas en un marco de respeto hacia el planeta y frente a las generaciones futuras.

APOYOS NECESARIOS
-¿Existe la voluntad por parte de la Administración de apoyar estas tendencias sociales que ya no son las ideas de “cuatro hippies iluminados” y que en otros países de nuestro entorno tienen una total consideración y apoyo por parte de las instituciones oficiales?
Sí… Parece que poco a poco vamos asumiendo estas tendencias, no sólo porque Europa y sus leyes nos influyen y hemos de adecuarnos a las nuevas normas, sino porque la realidad avanza muy rápidamente y los enfoques clásicos pierden fuerza ante tanto destrozo ambiental. Sin embargo, muchas veces, quizás demasiadas, descubro que la actitud “agroecológica oficial” es más superficial de lo deseable, solo de imagen, y que la política y el pensamiento de fondo sigue radicado en las ideas sobre la producción convencional de los alimentos y el uso de los recursos de los últimos años.

-Háblanos de cómo te han influenciado los trabajos de Stefano Mancuso… ¿Qué otros investigadores/as te gustan y/o te interesan?
La obra de Darwin, e incluso la de su hijo, ya insinuaba unas ideas sobre la sensibilidad del mundo vegetal mucho más avanzadas que lo que correspondía al pensamiento de su época. En 1973 se publica un libro que hoy se considera un clásico, “La vida secreta de las plantas” (Tompkins y Birds), que descubre las posibilidades de comunicación de las plantas y plantea ideas muy revolucionarias, y mal aceptadas por la mayoría de los científicos. Afortunadamente, hoy son muchos los investigadores que apoyan estas teorías sobre la capacidad de las plantas para sentir y comunicarse, algunos muy populares, como Stefano Mancuso. Y cada día proliferan videos y artículos a la altura del gran público que acerca, a quien tenga curiosidad, a la relación de plantas entre ellas y con su entorno. Para mí esto supone un gran alivio, ya que siempre he pensado que las plantas tenían una capacidad de comunicarse con el medio mucho más fuerte que lo que se registraba, pero no está siempre bien visto este planteamiento y aún menos entre investigadores rigurosos.

SECTOR ECOLÓGICO
-¿Cómo ves el sector ecológico en España, concretamente?
Esta pregunta no te la puedo contestar, no tengo datos fiables en este tema a nivel nacional… Sólo tengo claro que en Canarias, donde vivo, un territorio fragmentado y lejos de Europa, con muy poca agua, poca tierra y mucha gente, la agroecología es la única forma de agricultura que tiene sentido y nuestro bienestar y seguridad va a depender de su implantación. Si podemos mejorar nuestra soberanía alimentaria es a través de la agroecología…

-¿Qué esperas del futuro a estas alturas? ¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde va la Humanidad?
Esta cuestión es complicada de responder, y creo que no voy a ser capaz de darte una respuesta inteligente. Yo no espero nada del futuro, sólo trato de vivir él ahora lo mejor posible, cosa bien difícil a veces. Esperar cosas sólo trae ansiedad y decepciones, así que trato de agradecer lo que tengo y no olvidar la situación de privilegio donde me muevo. La gente de mi edad salió adelante en un mundo con más certezas que las que tienen actualmente las nuevas generaciones, marcadas por las dificultades para labrarse el futuro. Como ya he dicho, confío en que todo esto que nos está pasando a nivel global logre acelerar el punto de inflexión necesario para restablecer un mundo más justo y equitativo, pero también soy consciente de que estas crisis no siempre mejoran al mundo y que solo sirven para sacar lo que cada uno tiene dentro. Sin embargo, cada día me encuentro con personas conscientes y generosas, que me hacen recuperar la confianza, quizás no en la Humanidad en general, pero sí en seres individuales en particular.

Pedro Burruezo
Publicado en El Ecomensajero Digital